martes, 27 de febrero de 2007

España: Rituales de Carnaval - Ejemplos

Nota Importante:

Tanto las fotografías como el texto de las mismas, que a continuación presentamos, han sido extraídas del CD-ROM: ESPAÑA EN FIESTAS. INDESMEDIA 1996. Comercializado por: C-multicom (Sociedad Limitada), con texto y fotos de César Justel.

El reproducir una pequeña muestra de su contenido aquí, no tiene otra misión que la de contribuir así a su divulgación, y dar a conocer un trabajo que consideramos interesante, sobre todo para todos aquellos interesados en nuestras fiestas.


Para comprobar esto, sólo tenemos que recorrer los diversos lugares de nuestra geografía para darnos cuenta presencialmente de que son muchos los ritos ancestrales que hoy perviven, siendo "La Fiesta", y sobre todo la del "Carnaval" la que incluso los reúne en un mismo contexto.

Haciendo un breve recorrido por algunos de los diversos lugares en que hemos encontrado reminiscencias de viejos rituales, tenemos dentro de las fiestas del Carnaval:

"Los Peliqueiros" de Castro (Orense)

En esta pequeña aldea se dice que aparecieron por primera vez estos personajes que todavía perviven durante los días de carnaval. Al igual que en Laza, los peliqueiros llevan enormes caretas hechas de cartón piedra y van armados con pequeños látigos con los que golpean a los que no se apartan de su camino. Luego hay una gran merienda en la que participa todo el mundo.

"Los Peliqueiros" de Laza (Orense)

Vemos a éstos, ahora, como llevando vistosas y enormes máscaras, los peliqueiros, persiguen a la gente armados con látigos. Durante tres días recorren todos juntos el pueblo haciendo sonar enormes cencerros que llevan a la espalda. El lunes por la mañana hay lucha de "farrapos" (sacos llenos de barro) y por la tarde lanzamiento de fariña (harina) y hormigas; también sale la morena (hombre con cabeza de vaca). Todo termina el martes, el "día grande", con la lectura del "testamento del burro".

"Las Pantallas" Xinzo de Limia (Orense)

En esta localidad destaca el desfile del Martes de Carnaval en que salen "las pantallas" quienes, vestidas de blanco, con capas rojas, cascabeles a la cintura y originales máscaras, recorren las calles dando enormes saltos, mientras agitan en las manos vejigas de animales.

"El Boteiro" de Viana do Bolo (Orense)

Al ser centro de la comarca, el domingo, vienen a Viana gentes de todas las aldeas cercanas haciendo sonar los más variados instrumentos de percusión (pucheros, sartenes, cucharas). En el gran desfile destacan los boteiros quienes con grandes máscaras, adornadas con papel de colores, y sirviéndose de largos palos a modo de pértiga, van dando grandes saltos.

"El Marquitos" de Zalduendo (Álava)

El "Marquitos" es un muñeco que es paseado por el pueblo en carro y luego colocado en lo alto de un palo frente a la iglesia para ser quemado en la tarde del domingo. También intervienen personajes disfrazados como la vieja (que en realidad son dos en uno), las ovejas, el oso, el pastor, los ceniceros y los zampanzas, éstos, metidos en sacos rellenos de paja, van dándose empujones.

"El Miel Otxín" de LANTZ (Navarra)

Es un clásico rito pirenaico en el cual salen diversos personajes, siendo la figura central Miel Otxín un enorme gigante de tres metros. Junto a él los txatxos (máscaras que le acompañan durante el recorrido), el ziripot (con el cuerpo relleno de paja) al que intenta derribar, el zaldiko (el caballo) y los herreros. El último día Miel Otxín es quemado en la plaza.

"Los Momotxorros" de Alsasua (Navarra)

Los momotxorros (nombre que reciben aquí las máscaras de carnaval) van cubiertos con enormes máscaras adornadas de cuernos y el cuerpo manchado de sangre, siendo el personaje central el Macho Cabrío. En su recorrido por las calles van acompañados por un ejercito de brujas que van dando gritos y agitando escobas.

"La Tarasca" de Burgos

Todos los personajes del carnaval de la provincia se suelen dar cita en la capital. Destaca la tarasca, una figura de animal formada por cuatro jóvenes con una enorme cabeza que se alarga y encoge. También hay peleles que se mantean, zarramacos y cachibirrios.

El "zarramaco" representaba a un espíritu terrorífico que sale en la mascarada cántabra de finales de año, momento que también nos acerca más a las Calendas de Enero. Salen con motivo de la fiesta llamada de la "vijanera" o "viejanera", y su función es la de producir un ruido ensordecedor.

"Los Guirrios" de Llamas de la Ribera (León)

Los guirrios van vestidos de blanco y llevan vejigas en las manos, pero lo que más destaca en ellos son unas espectaculares máscaras, en forma de tres abanicos, que se abren y cierran, y que pesan unos seis kilos. Junto a los guirrios están las madamas a las que éstos acosan y luego acaban bailando todos juntos

Tambén en Sardonedo (León), tenemos "Toros y Guirrios".

Aquí el guirrio va vestido completamente de blanco y hace de torero, mientras que los toros jóvenes, con armazón de madera, intentan cogerles. El guirrio, que parece un danzante, lleva cencerros a la cintura, pañuelo de colores a la cintura, espada de madera y la cara pintada.

"Las Mascaritas y Botargas"

de Almiruete (Guadalajara)

Los hombres, botargas, se esconden tras máscaras hechas de cartón de vivos colores y las mujeres, mascaritas, de tela. Los primeros llevan cencerros para espantar a los espíritus y bastón porque es la representación del pastor y recorren, en fila, todo el pueblo por tres veces.

"Los Buches" de Arrecife (Islas Canarias)

La panda de buches es la más autóctona y antigua de todas las tradiciones carnavalescas canarias y sólo se conserva en Arrecife. Los buches son las vejigas de los pescados grandes (principalmente tiburones) que se hinchan y sirven para golpearse unos a otros. La panda la forman cerca de cincuenta personas cubiertas con curiosas caretas.

Creemos que es preciso hacer hincapié en que los buches más que vejigas de grandes pescados parecen enormes falos.

"Las Trangas" de Bielsa (Huesca)

Golpeando el suelo con varas y adornados de grandes cornamentas y esquilas, las más de veinte "trangas" hacen fuerte contraste con las "madamas", los otros personajes de esta fiesta pirenaica. Junto a ellos corren y saltan el "amontato" (personaje doble de hombre y mujer), los osos, el caballo y las pastoras.

Con respecto al "amontato", es preciso reseñar las implicaciones que éste pudiera tener con el "andrógino", figura de gran relevancia en el "Mito del Eterno Retorno".

Hasta aquí hemos visto algunos de estos personajes antiquísimos que toman parte en el Carnaval, y que son pervivencias de antiguos rituales. No obstante, no es sólo en el Carnaval en donde perviven, los hemos rastrado también en algunas fiestas de invierno que tienen lugar en nuestra península.

FIESTAS DE INVIERNO

26 de diciembre "El Zangarrón" de Sanzoles (Zamora)

La máscara del zangarrón recorre las calles pidiendo el aguinaldo y corriendo, tras jóvenes y niños, con grandes vejigas de cerdo en las manos, a la vez que hace sonar los cencerros que lleva sujetos a la espalda. Va acompañado por los danzantes -los quintos del año- que tras la misa bailarán ante la imagen de San Esteban en la plaza.

1 de enero. "El Zangarrón" de Montamarta (Zamora)

Un quinto cubierto con una máscara de corcho, traje de colores, armado con un trindente, y cencerros a la cintura, recorre el pueblo pidiendo el aguinaldo, mientras persigue a los vecinos varones. El "zangarrón" entra en la iglesia después de la comunión sin máscara, para clavar con el trindente la ofrenda de dos hogazas de pan, que las quintas han hecho, ante el altar.

1 de enero. "El Guirria" de Beleño (Asturias)

Un personaje enmascarado y provisto de un largo palo, con el que se ayuda para dar saltos, recorre pueblo y alrededores acompañado de jóvenes a caballo: los "aguinalderos", para recoger el dinero y las invitaciones que les hacen los vecinos, Se trata de un rito antiguo de fertilidad.

También del 1 de Enero es "La Obisparra" de Riofrío de Aliste (Zamora)

En este lugar tiene lugar el 1 de Enero una mascarada de invierno con que se pretende enterrar el Año Viejo y dar la bienvenida al Año Nuevo. La "obisparra" se compone de los "carochos" (diablo grande y pequeño, con tenazas rematadas con cuernos de macho cabrío), cinco "guapos" y cuatro "filandorros" que son la parte cómica de la fiesta. Las representaciones tienen lugar en la mañana por todas las calles.

Primer domingo de Enero.

"La Vijanera" de Silió (Cantabria)

Es una de las fiestas rurales más antiguas de España y es una mascarada de invierno con la que se festeja el año viejo y el nacimiento del nuevo. Los personajes principales son los zamarracos, quienes con la cara tiznada de negro, grandes cencerros a la espalda y largos palos realizan el viejo ritual de espantar a los espíritus.

Del 5 de enero es "El Rey de los Cencerreros" de Alsasua (Navarra). Aquí todos los chicos de la localidad se concentran por la tarde en la plaza de los Fueros con cencerros sujetos a la espalda para recorrer la villa. Luego se le entrega a cada uno un bollo en uno de los cuales hay escondido un cencerro de plata; el que se lo encuentra queda nombrado "rey de los cencerreros".

Domingo después de Reyes

"La Botarga" de Valdenuño Fernandez (Guadalajara)

El botarga es un personaje que sale en los rituales de invierno vestido de vivos colores y en la mayor parte de las veces con una cachiporra o un látigo en las manos. En Valdenuño, y acompañado por cuatro danzantes, recorre el pueblo casa por casa bailando y pidiendo el aguinaldo. Tanto botarga como danzantes actúa también durante la misa.

17 de enero. "El Pí" (El Pino). Pollensa (Mallorca)

Los jóvenes eligen y cortan un alto pino al que, una vez pelado, trasladan durante un recorrido de dos kilómetros (en el que tardan alrededor de tres horas) hasta la plaza Vieja, donde es izado. Luego enjabonan el tronco e intentan subir por el para alcanzar los premios colocados en su punta.

17 de enero. "Els Cosiers". (Danzas) de Algaida (Mallorca)

Los cosiers son seis varones acompañados de una dama y del dimoni (demonio) que recorren las calles de la población interpretando antiguos bailes. En última de las danzas el dimoni cae al suelo y la mujer baila sobre él en una clara alusión a la victoria del bien sobre el mal.

20 de Enero. "El Jarrámplas" del Piornal (Cáceres)

Protegido para aguantar la lluvia de raíces de nabos que le arrojan sus convecinos y vestido con un traje de tiras multicolores, la figura del "Jarramplas" recorre durante dos días el pueblo cubierto con una enorme máscara con cuernos y tocando un tambor. Por la noche, ya sin máscara, el "Jarramplas" participa en la procesión en honor de San Sebastián, cuando se canta la alborá (antiguas coplas).

También del 20 de enero son "Las Carantoñas" de Acehuche (Cáceres). Son éstos personajes disfrazados con pieles de animales y cubiertos con terroríficas máscaras que persiguen a la gente. Luego, durante la procesión de San Sebastián, van abriendo paso delante de la imagen mientras los jóvenes disparan sus escopetas. Al final una de las carantoñas cubierta con una manta y provista de enormes cuernos embestirá a los espectadores.

Último lunes de Enero

"El Zampantzar" de Ituren (Navarra)

El primer día en Ituren, y el siguiente en Zubieta, el "zanpantzar" (grupo de hombres) recorre los campos para espantar a los espíritus. Cada uno lleva un gorro cónico y multicolor rematado con cintas; dos enormes cencerros, enaguas, abarcas, pieles de oveja y un pequeño escobón, que agita todo el tiempo. En uno de los barrios recogerán al "oso" que va sujeto por una cadena a un personaje que hace de domador.

5 de febrero. "La Botarga" de Retiendas (Guadalajara)

El botarga de la Candelaria lleva cachiporra, castañuelas y cencerros a la cintura. Después de misa éste se coloca a la puerta de la iglesia con un saco lleno de pelusa que arroja a los que salen. También acompaña a la procesión con la imagen de la Virgen gritando: "!Viva la Virgen Santísima!" y de paso intentado robar una paloma que hay sobre el roscón que ha de subastarse.

También a primeros de julio, en la villa de Hita (Guadalajara), tiene lugar, a comienzos del verano, una reunión de los botargas de la provincia. Llevan todos trajes de vivos colores (predominan el verde, rojo y amarillo), cencerros a la cintura (para espantar a los espíritus), caretas (algunas de madera) cubriéndoles el rostro y cachiporras en las manos.

Otra de las fiestas, ya mencionada, y que goza de gran popularidad, es la de "Las Águedas", considerada aún más ancestral que la de "La Candelaria". Se celebra el cinco de Febrero y es el día de las mujeres casadas, que en su fiesta piden con coplas y cánticos a su santa patrona les conceda abundante leche durante la lactancia, hecho que le da un marcado carácter de supervivencia de la especie. Hoy en día podemos verla en "Espinosa de Henares" (Guadalajara), en la que las mujeres, vestidas con traje regional, acompañan en procesión a la santa cuyas andas llevan. Después de recorrer el pueblo con la imagen (que va adornada con arcos de flores blancas), se subastan a la puerta de la iglesia las andas y los ramos de flores. Lo que se obtiene es para una merienda a la que solo se permite asistir al cura. Por ultimo bailan alrededor de la hoguera que se enciende en la plaza.

También en Miranda del Castañar (Salamanca), las águedas, las mujeres casadas, recorren el pueblo, vestidas con antiguos trajes y con las joyas familiares, recitando canciones a la santa. Al final cada una de las aguedas, comenzando por la mayordoma, "baila" la bandera sobre su marido que permanece echado a sus pies.

Otro caso es el de Zamarramala, a cuatro kilómetros de Segovia, que cada año, con motivo del día de Santa Agueda, eligen dos alcaldesas que presiden la fiesta. Durante la procesión con la imagen irán acompañadas por las águedas (mujeres casadas) vestidas de labradoras y luego queman un pelele que ha permanecido colgado en la plaza, y bailan antiguas danzas como el "baile de la Rueda". Los trajes de alcaldesas son los mas lujosos de toda la provincia segoviana.

Un caso muy curioso y considerado como un resto de un antiguo rito de fertilidad es el de Peleagonzalo (Zamora), pues, tras la procesión alrededor de la iglesia, con la imagen de la Santa, que es llevada por las águedas cubiertas con mantones de Manila, salen tres jóvenes con antiguos trajes, sombreros de flores y armadas de largas varas, quienes se enfrentan a los hombres que intentan partírselas.

Éstas son, pues, algunas supervivencias que hemos podido rastrear a través de los pueblos de España, pero sólo algunas, pues no cabe duda que existen muchas otras de este tipo, sin enumerar tampoco todas aquellas que se encuentran en las fiestas relacionadas con el fuego, el agua, etc. Sin embargo, y a pesar de todo, el pasar del tiempo las ha ido modificando, han desaparecido algunos personajes y otros ocupan su lugar. Algunas veces nos encontramos con un sincretismo en personajes y actividades, que nos es difícil dilucidar, pero sobre todo el nuevo concepto de "moralidad", impuesto por la Iglesia Católica, fue el principal motivo por el que se haya perdido el verdadero significado del rito y por lo que, actualmente, sólo consideremos al Carnaval como una fiesta instituida por la Iglesia en la que se permiten todo tipo de licencias, a fin de comenzar con el "Miércoles de Ceniza" un período de ayuno y abstinencia a la entrada de la Cuaresma.

No obstante, creemos haber encontrado en piedra algo que el papel o la tradición nos han negado, hecho que no debe extrañarnos, si tenemos en cuenta la existencia, durante muchos siglos, de la Inquisición, y las sucesivas e incesantes persecuciones, juicios sumarísimos y quema en la hoguera no sólo de aquellas personas tachadas de brujas y herejes, sino también de libros y documentos de vital importancia para conocer la esencia de mitos y rituales.

Es, pues, a través de la escultura de los capiteles y canecillos de las iglesias del primer tercio del S. XII, dentro del ámbito geográfico de la primitiva Castilla, y que se extiende por un marco geográfico apartado de las grandes vías de influencia cluniacense, al Norte del Camino de Santiago, por donde podremos acercarnos a un tiempo en el que todavía las nuevas normativas difundidas por la Iglesia de Roma, no habían sido impuestas a través de los monjes cluniacenses y, de este modo, revivir una serie de rituales que hasta hoy nos eran desconocidos en este ámbito, por lo que podríamos decir que nos encontramos ante: "La Pervivencia de un Mito en piedra".



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